Forlán disputa el balón (Foto: AP) |
Uruguay volvió a resignar puntos vitales para sus posibilidades de clasificar al Mundial 2014. Esta afirmación contrasta con la realidad de la tabla de posiciones, en la que la celeste alcanzó con el punto obtenido ante Paraguay la cuarta colocación y se ubicó en posiciones de clasificación directa.
La realidad de la celeste resulta tan contradictoria, que la crítica especializada y la afición parecen caer en una confusión tan grande como la que por momentos muestra el equipo. La mayoría de las voces autorizadas anuncian la eliminación de la próxima Copa del Mundo, comparan esta realidad con la eliminación de Argentina 1978 y hasta concluyen el final del ciclo de Tabárez al frente de la selección uruguaya.
La vergüenza de haber sido...
Uruguay fue el mejor equipo de la Eliminatoria durante sus primeros cinco partidos. En ese lapso el equipo se mantuvo invicto, logrando tres victorias y dos empates. El único resultado relativamente negativo registrado durante esas fechas fue el empate como local ante Venezuela, en lo que parecía ser un llamado de atención que nos recordaba que no eramos invencibles.
Son seguramente estos buenos resultados del comienzo los que explican la realidad de Uruguay en la tabla. Pese al bajón futbolístico y a los magros resultados que muestran que en las últimas cinco fechas sumamos apenas dos puntos, las posibilidades de clasificación se mantienen vigentes e incluso, si comparamos la posición actual con anteriores eliminatorias, Uruguay se encuentra en condiciones similares y hasta mejores.
La realidad es que el equipo celeste ha comenzado a mostrar fisuras en la estructura que lo puso en el mejor momento futbolístico de los últimos cuarenta años. Hoy día, el momento deportivo de algunos baluartes del equipo dista mucho del de entonces, el técnico ha cometido errores puntuales en la conformación del equipo y del plantel y, fundamentalmente, no se han encontrado las respuestas ni los recambios necesarios para la continuidad del proceso.
Son precisamente el temor de perder el lugar logrado y la ansiedad por recuperarlo rápidamente los aspectos que condicionan más fuertemente el rendimiento celeste. Es una verdad incontrastable que ningún equipo puede sostener en el largo plazo un rendimiento de excelencia como el alcanzado por Uruguay en 2010 y 2011 y que la continuidad del proceso depende de encontrar las claves para realizar las transformaciones necesarias.
Es indudable que por ser el principal hacedor del mejor momento de Uruguay en mucho tiempo, Tabárez cuenta con los méritos necesarios para conducir la renovación del proceso. Sin embargo, cierta rigidez del entrenador y la ansiedad del equipo y la afición, pueden ser los principales escollos para salir del mal momento y mantener el crédito que, pese a ser favorable, no es inagotable.
...y el dolor de ya no ser
El partido de anoche ante Paraguay profundizó las dudas arrastradas desde los últimos partidos del pasado año. El empate, excesivo castigo para Uruguay en el resumen del juego, le deja poco margen de error a los celestes de cara a los próximos partidos.
Durante el primer tiempo el equipo de Tabárez tuvo la intención de jugar en terreno guaraní, pero los dirigidos por Pelusso pudieron mantener a Uruguay lejos de su área. Sin circuitos futbolísticos claros, con un equipo estirado en el campo de juego, con laterales sin subida y volantes enredados con la pelota, los delanteros Forlán y Suárez quedaron en inferioridad numérica ante la defensa paraguaya. Sólo algunas acciones individuales de Suárez y los intentos de Lodeiro para generar momentos de juego asociado permitieron que Uruguay se aproximara al arco paraguayo.
Los cambios de Tabárez en el descanso produjeron el efecto esperado. El ingreso de Arévalo Ríos dotó de mejor manejo de pelota al medio campo, además de brindar mayor intensidad y dinámica a la marca en ese sector del campo. Por su parte, el ingreso de Cavani trajo a la retaguardia paraguaya mayores preocupaciones que un Cristian Rodríguez que prácticamente no inquietó. Estas variantes permitieron que Forlán jugara más suelto y levantara su rendimiento y que Suárez, más acompañado, inquietara mucho más pese a no tener una actuación brillante.
Sin un gran volumen de juego, Uruguay fue mucho más que Paraguay en el complemento. Si bien en varios pasajes equivocó los procedimientos y se dejó ganar por la ansiedad, la celeste justificó en el complemento su puesta en ganancia.
Por eso, el golazo de Suárez fue un desahogo merecido para los uruguayos. Cuando transcurrían 36 minutos y la desesperación ganaba al equipo y a la tribuna, el tanto pareció poner las cosas en su lugar y permitir a Uruguay trabajar de cara al futuro con la obligación de superar las muchas deficiencias mostradas en el cotejo pero con mayor tranquilidad por el resultado.
Sin embargo, un error defensivo entre Godín y Lugano, echó por tierra todo el esfuerzo realizado. Otra vez la ansiedad, ahora no ofensiva sino defensiva por asegurar el resultado, generaron un mal entendido entre los zagueros que terminó en el empate guaraní.
Desde que sufrió el empate hasta el final, Uruguay no pudo superar el golpe y el partido sólo dejó margen para que Paraguay lo ganara. Afortunadamente los guaraníes marraron la ocasión con la que contaron y el encuentro terminó en igualdad.
El punto logrado, por los resultados de los demás encuentros, permitió que Uruguay escalara un lugar en la tabla y entrara en zona de clasificación directa. No es la matemática la explicación del fatalismo reinante, sino la falta de reacción de un equipo que no logra un resultado positivo que lo sostenga en la cuesta abajo iniciada.
Los próximos tres partidos nos colocarán frente a Chile, Venezuela y Perú en calidad de visitantes, es decir, frente a nuestros tres más inmediatos perseguidores. Serán por lo tanto tres finales en las que Uruguay definirá su suerte en estas Eliminatorias y, por ende, tres instancias en las que además de los atributos futbolísticos serán fundamentales el temple, la serenidad y la rebeldía. Quizás el martes ante Chile podamos cambiar de pista y cantar "Volvió una noche".
Resultados de la 11° Fecha
Colombia - 5 Bolivia - 0
Uruguay - 1 Paraguay - 1
Argentina - 3 Venezuela - 0
Perú - 1 Chile - 0
Libre: Ecuador
Posiciones
Argentina 23
Colombia 19
Ecuador 17
Uruguay 13
Chile 12
Venezuela 12
Perú 11
Paraguay 8
Bolivia 8
Durante el primer tiempo el equipo de Tabárez tuvo la intención de jugar en terreno guaraní, pero los dirigidos por Pelusso pudieron mantener a Uruguay lejos de su área. Sin circuitos futbolísticos claros, con un equipo estirado en el campo de juego, con laterales sin subida y volantes enredados con la pelota, los delanteros Forlán y Suárez quedaron en inferioridad numérica ante la defensa paraguaya. Sólo algunas acciones individuales de Suárez y los intentos de Lodeiro para generar momentos de juego asociado permitieron que Uruguay se aproximara al arco paraguayo.
Los cambios de Tabárez en el descanso produjeron el efecto esperado. El ingreso de Arévalo Ríos dotó de mejor manejo de pelota al medio campo, además de brindar mayor intensidad y dinámica a la marca en ese sector del campo. Por su parte, el ingreso de Cavani trajo a la retaguardia paraguaya mayores preocupaciones que un Cristian Rodríguez que prácticamente no inquietó. Estas variantes permitieron que Forlán jugara más suelto y levantara su rendimiento y que Suárez, más acompañado, inquietara mucho más pese a no tener una actuación brillante.
Sin un gran volumen de juego, Uruguay fue mucho más que Paraguay en el complemento. Si bien en varios pasajes equivocó los procedimientos y se dejó ganar por la ansiedad, la celeste justificó en el complemento su puesta en ganancia.
Por eso, el golazo de Suárez fue un desahogo merecido para los uruguayos. Cuando transcurrían 36 minutos y la desesperación ganaba al equipo y a la tribuna, el tanto pareció poner las cosas en su lugar y permitir a Uruguay trabajar de cara al futuro con la obligación de superar las muchas deficiencias mostradas en el cotejo pero con mayor tranquilidad por el resultado.
Sin embargo, un error defensivo entre Godín y Lugano, echó por tierra todo el esfuerzo realizado. Otra vez la ansiedad, ahora no ofensiva sino defensiva por asegurar el resultado, generaron un mal entendido entre los zagueros que terminó en el empate guaraní.
Desde que sufrió el empate hasta el final, Uruguay no pudo superar el golpe y el partido sólo dejó margen para que Paraguay lo ganara. Afortunadamente los guaraníes marraron la ocasión con la que contaron y el encuentro terminó en igualdad.
El punto logrado, por los resultados de los demás encuentros, permitió que Uruguay escalara un lugar en la tabla y entrara en zona de clasificación directa. No es la matemática la explicación del fatalismo reinante, sino la falta de reacción de un equipo que no logra un resultado positivo que lo sostenga en la cuesta abajo iniciada.
Los próximos tres partidos nos colocarán frente a Chile, Venezuela y Perú en calidad de visitantes, es decir, frente a nuestros tres más inmediatos perseguidores. Serán por lo tanto tres finales en las que Uruguay definirá su suerte en estas Eliminatorias y, por ende, tres instancias en las que además de los atributos futbolísticos serán fundamentales el temple, la serenidad y la rebeldía. Quizás el martes ante Chile podamos cambiar de pista y cantar "Volvió una noche".
Resultados de la 11° Fecha
Colombia - 5 Bolivia - 0
Uruguay - 1 Paraguay - 1
Argentina - 3 Venezuela - 0
Perú - 1 Chile - 0
Libre: Ecuador
Posiciones
Argentina 23
Colombia 19
Ecuador 17
Uruguay 13
Chile 12
Venezuela 12
Perú 11
Paraguay 8
Bolivia 8
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